viernes, 2 de noviembre de 2012

29. 21. Por amor de hacen grandes locuras.

Me besaste.
Por primera vez, fuiste tú el que me besó.
La primera vez lo hice yo, cansada de esperar a que tú lo hicieras, y no lo hacías.
La segunda, también.
Pero era diferente, ahí es que quería besarte, quería que me siguieses, quería estar contigo, quería que me quisieras...
Te quería.
Pero no fue suficiente.
¿Un beso, dos, tres? ¿Una tarde de besos?(En realidad dos). Para ti no era suficiente.
Y tanto tiempo después, me besaste tú. Tú, tú, fuiste tú.
Quizás eso significaba que era realmente cuando tú te decidías, cuando te dabas cuenta de lo que querías, y cuando te dabas cuenta de mí. porque yo era la que tú anhelabas.
Qué diferente me mirabas esa vez.
¿O es que me fijaba por primera vez en tu mirar, y no en tus besos?
¿o eran mis ojos?
¿O era el amor?
Te acercaste y me besaste.
Me cogiste por la cintura.
Sonreíste mientras.
Yo no pude parar de hacerlo después de aquél beso.
Y el tiempo pasó.
Nos separamos.
No sentía. Ya no sentía nada. Nada.
No vivía, realmente no...
Y es que el tiempo pasaba...
¿Cómo nos volvimos a besar? No me acuerdo.
Solo me recuerdo a mí intentándolo, y a ti intentando esquivarme, que siempre lo conseguías.
Y yo volviendo a casa llorando, recordando tu vos diciendo, prometiendo, ¡jurando! que luego me darías un beso.
Y no me lo dabas.
Tres días que me sentí tonta, engañada, e inútil.
Triste. Triste de mí.
Escuálida armadura de valentía que no podía soportar mi corazón.
Tinta impertérrita en el cuaderno que no formaba más que charcos de dolor unida a mis lágrimas.
Pues ni siquiera la sinceridad de las palabras me aliviaba.
Pero nos volvimos a besar.
Esta vez fuimos los dos.
Y te quiero.
Te lo dije.
Te lo repetí.
Te lo escribí en un mensaje.
Te lo juré.
Te lo recordé.
Te lo envié por correo.
Te lo susurré.
Te lo mordí al oído.
Te lo besé.
Que te quiero.
Pero... ¿Es eterno el amor?
¿Es al cien por cien?
Me dijiste que me harías soñar, y lo cumpliste, y soñar está bien, pero... volviendo 
a la realidad...
¿Siempre?
Tú y yo.
Juntos.
Siempre. ¿Siempre?
Soñé contigo, y tú volviste a forjarme en tu vida, pero la duda seguía ahí.
Mi cabeza estallaba de preguntas, y la palabra jamás era la base de todas.
¿Jamás? Jamás te olvidaré. Jamás lo harás tú. Jamás te dejaré. Jamás dejaré de quererte.
Y es entonces cuando ocurrió.
Tú me pediste la prueba de amor.
Amor eterno.
¿Y yo, cómo conseguirla?
Yo, que solamente soy una esclava de la pluma y de la tinta. Pero puedo.
Por amor se hacen grandes locuras.

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