martes, 13 de noviembre de 2012

La representación


En base a los estudios de Stuart Hall sobre la representación, se puede afirmar que tal concepto se utiliza para definir el proceso que nos lleva a utilizar el lenguaje para mostrar de una u otra manera el mundo a otra persona.  La representación produce sentido, es decir, que el significado que las personas de una cultura y un lenguaje concreto ( es decir que usan los mimos términos y símbolos para algo) dan para un concepto le dota del sentido mismo, puesto que la simple existencia de tal objeto, concepto, etc, carece de sentido, puesto que sin lenguaje no seríamos conscientes de esa existencia.

Representar es dibujar o describir algo, ponerlo en nuestro sentido mediante el lenguaje que lleva a la creación de ese concepto mismo en nuestra mente.

Esto es, que cuando yo digo por ejemplo, hablando del cuadro “El matrimonio Arnolfini”, de Van Eyck, que éste cuadro representa una boda, el concepto boda llega a nuestra mente mediante la representación que nosotros le hemos dado a ese concepto, entendido aquí como la unión entre las dos personas, y representado en el cuadro conforme lo entiende Van Eyck. Aquí es donde entra la imaginación, o el punto de vista del autor (dentro de los límites que nuestra cultura ofrece)  sobre tal término.

Podemos afirmar también, de esta forma, que representación pudiera significar simbolización, pues cuando decimos que tal cosa representa tal otra, queremos decir que le primer concepto (llamémosle LAZO, en el ejemplo del lazo rosa que representa el cáncer de mama) hace una llamada a nuestro conocimiento del otro término que asociamos gracias a nuestra educación en este ámbito con este primer concepto (en este caso la enfermedad del cáncer de mama). Tanto es así, que cuando nosotros veamos este conocido lazo rosa, sabremos qué es lo que significa y qué REPRESENTA.

La representación, de esta manera, puede hacernos “ver” algo sin que esté presente, pues habiéndolo visto una vez, esa “forma” se guarda en nuestra mente y nos hace posible el poder volver a verla sin necesidad de que exista dentro de nuestro campo visual en el momento en el que nosotros estamos pensándola.

Pero, lo más curioso, es que la representación otorga unas connotaciones a tales conceptos que en su percepción natural estos no tienen. Quiero decir, que cuando nosotros veamos el ya mencionado lazo rosa, pensaremos en el cáncer de mama. Pero eso No significa que el lazo sea el cáncer de mama, sino que nosotros lo asociamos con. El lazo, en nuestra primera visión solo eran trozos de tela anudados, dando una forma utilizada normalmente para atar cosas o embellecer algunas otras. Era mero objeto, a veces con útiles resultados, a veces de simple ornamento. Pero ese lazo, se utilizó en una ocasión para representar el apoyo de las personas sobre el cáncer de mama. Supongo que se eligió el color rosa por ser el color que REPRESENTA a la mujer, que es la afectada en este caso y el sexo que más apoyo da a esta enfermedad, por la cuenta que le trae.

Así, el simple ornamento que las madres colocaban en nuestro pelo llegó a coger una forma característica que se unió a ese concepto, entrando en nuestra mente, y haciendo que cada vez que lo veamos, se nos represente sobre todo la idea de esta enfermedad.

Mas el lazo no deja de ser eso, un lazo.

Aun así, otra curiosidad que gusta a los lingüistas de datar, y es que el lazo, como concepto no puede representar nada.

Pongamos otro ejemplo: Ella canta.

Aquí se da a entender que una mujer canta, y lo entendemos fácilmente porque la personas, a no ser de concreta discapacidad, pueden cantar.

¡Pero no el concepto!   
                                                                                       
“Ella”, como palabra no puede cantar. Es su representación la que sí puede.

Así, la representación cuenta con dos partes.

La primera es la representación en sí del concepto. Ella, es una mujer. El lazo, es una anudación de telas.

La segunda, las connotaciones que nuestra sociedad, cultura y educación han “pegado” a esa primera representación. Ella, es una mujer, de cualquier color, con posibilidades para cantar, hablar, sentir, todo lo que una persona pudiese hacer (y aquí hago una referencia a vuestra representación de este término, puesto que sé que esta cultura, la mía, la entendéis como vuestra y por tanto entendéis este concepto cual yo), y el lazo es un símbolo que representa el apoyo a algo, como quizás la luna de la religión del islam representa a esa religión, sin dejar de ser la luna que todos vemos como astro allá arriba.

La representación no se limita, así, a aquello que existe, que hemos visto, que tenemos constancia de su realidad.

La representación no tiene límites. O quizás sí. Tantos como la mente de las personas, incluyendo imaginación y creación.

Yo nunca he visto un elfo, pero he visto la representación (a veces de imágenes, a veces literaria) que me han hecho autores y personas de ese concepto.

Así, puedo crear con mi mente mi propia representación de algo que aún sin realidad, sí la tiene. ¿O es inexistente la existencia de “Legolas” en “El señor de los anillos”?

No. Existe. Desde el momento en el que alguien la representó.

Así, cualquier cosa, real o irreal, existente o inexistente, que hayamos o no visto, podemos representarla, puesto que nuestra mente puede crearla. Y puede asociarla a un concepto.

¿Es difícil, la representación? Tan difícil como comprender que cada cosa no es cada cosa, si no el valor que nosotros le damos a la misma. 

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